martes, 2 de septiembre de 2008

LA NIÑEZ DE LA MONTAÑA


I

Incubándose la montaña está
En los siempre libres campos
De las viejas llanuras,
Aquellas que hacen resonar su cuerpo
Como si fueran los estallidos incontrolables del alba.

La montaña crecerá hasta no ver fin
O quizá hasta ver nuestro propio fin
Cuando nuestros tiempos terminen
Por el paso escalonado
-oculta naturaleza-
de un ciclo acelerado.

Roca a roca se dibuja
Grano de arena que fecundó la lluvia
Ha crecido bajo la lupa estelar,
Se ha alimentado de las cenizas de nuestros ancestros.

II

Sin pensar en su milenaria niñez
Y de la vieja mirada de sus cuidadores fugaces
Va con la mirada fija a su alrededor,
como descubriendo al cielo
Con la intencion de doblar los colores hacia el rojo del atardecer.

Juega todos los dias
A ser la aparente inmóvil,
A cabalgar sobre horizontes
Y a regalarnos un poco del agua que corre por sus venas.

III

Aprendió a cantar la montaña
En el idioma del viento
Para que su canto se disipe por todos lados.

Cada brisa que llena los pulmones
Y en todo ventarrón que mueve los cabellos
Va una letra que se encadena a la siguiente.

Las frases de cada siglo
Serán responsoriales
Con la ayuda de todas sus hermanas.

Las nubes aplauden con lluvia,
a cada tanto se disuelven
Dejando un poco de espacio a su intimidad,
Pero nunca cierran sus oídos,
Por el contrario, se afinan para escuchar cada resoplido.

La montaña canta
Y nadie sabe qué hacer con su emoción.

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