martes, 16 de octubre de 2007

¿Porqué hablar del prisma?



Bueno, ¿por qué no? Si es el que se atreve sin conciencia de ello a descomponer la pureza de la luz, la luz blanca. Esta luz, la del Sol, es dadora de vida. No es necesario hablar de los egipcios ni de los incas, porque no se necesita hablar de quienes ya han muerto. Es más cercano pensar en las plantas, que con otra conciencia utilizan la luz y dan un giro, para siempre voltear a ver al Astro Rey.

Muchos nos podemos remitir sencillamente a la portada de un disco famoso, donde un prisma fué y es celebridad. Pero lo que pocas gentes se han puesto a pensar es que esa imagen puede ser solo un espejo: que quienes vemos el fenómeno del prisma nos sentimos ahí dentro.

Dentro de mis actividades está la de componer música y letras que buscan una unión extracorpórea con el escucha, parece pretencioso, pero no lo es. Es hablar en otro lenguaje para entendernos, porque las palabras comunes llegan a cansarse y pierden sentido. Las palabras volteadas, machacadas, urgidas por salir no pueden ser las mejores embajadoras del mensaje. Necesitan ponerse disfraces o trajes de gala como si fuera una fiesta, porque en las fiestas estamos relajados y con ganas de disfrutar el momento.

Es ahí donde el corazón se vuelve prisma y descompone un luz que aunque es clara, no la podemos ver (siempre vemos su reflejo en las cosas, pero esa luz no la vemos); es ahí donde salen las líneas multicolores.

Algo realmente pretencioso sería decir que esta actividad de "componer" es de uso exclusivo de los que hacemos música, o de los artistas en general. Pero sería hacer una negación de la naturaleza humana en cualquier ámbito de nuestras vidas donde interpretamos TODO.

Somos los prismas de la luz que emite nuestra familia, amigos, enemigos, gente en la calle, de la televisión, radio, política, deportes...

¿Por qué no hablar de nosotros? Si llevamos un tiempo conociéndonos.

¿O usted qué piensa?

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